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Viaje Musikarama: Diario de abordo – 1ª parte

Comenzamos nuestro viaje en Madrid, dónde un numeroso grupo de buenos amigos se reunieron para despedirnos y darnos fuerza para emprender este viaje. Justo antes de partir, un concierto improvisado y muy divertido nos hizo saber que la música iba estar presente a lo largo de todo nuestro camino. No podíamos haber comenzado mejor el viaje…

Horas más tarde llegamos a Barcelona y, cuando menos lo esperábamos, de nuevo la música floreció. Dos guitarras, un cajón y nuestras voces hicieron que nos uniéramos durante horas con un grupo de amigos de todo el mundo (Palestina, Suiza, Irlanda, México, Grecia) para pasar una muy especial noche juntos. Además del cariño y del apoyo que nos mostraron cuando compartimos nuestro proyecto, más de una persona quiso también unirse en nuestro camino hacia Grecia.

Cuando ya estábamos a punto de volver a la carretera, la furgoneta nos obligó a hacer un pequeño alto en el camino, haciéndonos aprender algo de mecánica y descubrir talleres y desguaces de Barcelona. Por suerte, y después de mucho buscar, encontramos un taller que hizo las reparaciones necesarias para permitirnos continuar. Es incluso en momentos como éste cuando hemos sentido el apoyo de gente que, pese a ser desconocidos, se emocionaban y alegraban al compartir con ellos el objeto de nuestro viaje.

Finalmente, tras superar las primeras dificultades y cargados de bonitos recuerdos, de momentos y personas a las que nunca olvidaremos, cruzamos los Pirineos para llegar a Francia. Allí nos esperaban una serie de reencuentros familiares donde de nuevo la música volvió a aparecer. Esta vez a través de las teclas de un antiguo piano francés y una preciosa guitarra española.

Continuamos nuestra ruta desde Montpellier hasta Niza, donde comprobamos que cualquier lugar es bueno para la música. En este caso, en una autoescuela donde de nuevo un piano y nuestra ya conocida guitarra improvisaron juntos en tono de blues. Además de dejarnos con la boca abierta con sus habilidades al piano, este profesor de autoescuela -y pianista amateur- nos donó un djembe que se une al resto de la orquesta nómada de Musikarama.

Al día siguiente salimos de Niza para tomar de nuevo la carretera en la que sería una de las etapas más largas de nuestro viaje, cruzando en un solo día toda Italia para llegar hasta Ljubljana, Eslovenia completando así la mitad de nuestro viaje.

Ya en tierras balcánicas, tras una larga y agotadora jornada y a pesar del cansancio y algún que otro contratiempo, el ánimo y apoyo de la gente nos da fuerzas para seguir adelante y llevar a cabo nuestra misión. Llevar la alegría y la música a la gente que lo necesita…

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